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La investigación de incendios forestales como herramienta para la justicia y la gestión del riesgo.

  • Foto del escritor: ColegioPeritosdeChile
    ColegioPeritosdeChile
  • 6 nov
  • 4 Min. de lectura

Por Marcelo G. Oviedo


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En Estados Unidos, el National Interagency Fire Center determinó en 2023 que, considerando el promedio de la última década, los incendios forestales originados por actividades humanas representaron el 88 % del total de eventos registrados. La mayoría de estos siniestros podrían haberse evitado mediante estrategias efectivas de reducción del riesgo de ignición. La evidencia demuestra que la prevención de igniciones no planificadas constituye un componente esencial en la protección de vidas humanas, bienes y ecosistemas. En contraposición, la dependencia exclusiva de la supresión, sin una inversión paralela en mitigación, genera un ciclo de respuesta reactiva cada vez más costoso y menos eficiente (NWCG, 2025).


En el caso de Chile, los datos oficiales de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) correspondientes al período comprendido entre las temporadas 2003 y 2020 indican que el 55 % de los incendios forestales fueron clasificados como accidentales, mientras que el 33 % correspondieron a causas intencionales. Los incendios forestales intencionales se registraron principalmente en la Región del Biobío (54%), la Región de La Araucanía (26%) y la Región de Valparaíso (9%) (CONAF, 2021). Estas cifras reflejan la complejidad del fenómeno y la necesidad de abordar la prevención desde un enfoque multidimensional, que contemple tanto la educación comunitaria y la vigilancia activa como el fortalecimiento de las capacidades investigativas.


Determinar el origen y la causa de los incendios forestales constituye una tarea fundamental dentro del ciclo de gestión del riesgo. En primer lugar, la determinación del punto de origen y de la secuencia de ignición permite diseñar programas de prevención basados en la evidencia, focalizados en los comportamientos de los incendios y en la planificación territorial. En segundo lugar, el esclarecimiento técnico de las causas posibilita la activación de responsabilidades civiles o penales en los casos donde se acredite intencionalidad, negligencia o incumplimiento normativo. Por lo tanto, la investigación de incendios no sólo es una herramienta judicial, sino también un instrumento estratégico de política pública.


La investigación técnica de incendios forestales se apoya en metodologías consolidadas internacionalmente, que combinan principios de la ciencia del fuego con protocolos específicos para entornos naturales. Aunque los fundamentos físico-químicos del proceso de combustión son universales, en el ámbito forestal la propagación del incendio está condicionada por variables ambientales particulares como: la topografía, la geometría y el estado de los combustibles, las condiciones meteorológicas y las modificaciones antrópicas del paisaje (NFPA, 2024). Este conjunto de factores exige la aplicación de procedimientos adaptados y rigurosos, sustentados en la observación empírica y el análisis sistemático.


En el terreno, la dirección de propagación y comportamiento del incendio pueden determinarse mediante el estudio de los indicadores físicos presentes como lo son: restos parcialmente quemados, marcas de carbonización, zonas de decoloración, residuos de combustible no quemado y daños diferenciales en materiales incombustibles. La interpretación de estos indicadores permite reconstruir el comportamiento del fuego y delimitar el área de origen. Este proceso, cuando se aplica de manera sistemática y siguiendo metodologías estandarizadas, constituye la base sobre la cual se desarrolla la hipótesis causal (NFPA, 2024).


No obstante, el trabajo en campo debe estar precedido de una etapa de análisis y recopilación de información del contexto en el que el incidente ocurrió. Esto incluye datos meteorológicos previos y concurrentes, características topográficas, antecedentes históricos de incendios, usos del suelo, características de la vegetación y actividades humanas desarrolladas en la zona. Las entrevistas a testigos, residentes y respondientes, realizadas mediante técnicas estandarizadas, representan otra fuente de información clave. De igual modo, en los últimos años las redes sociales han adquirido relevancia como medio complementario de verificación, permitiendo obtener registros fotográficos o audiovisuales que contribuyen a la reconstrucción de los hechos.


La totalidad de los datos recolectados deben someterse a un proceso de análisis riguroso, donde se apliquen tanto el razonamiento inductivo como el deductivo. En una primera instancia, el investigador formula la hipótesis a partir de la evidencia empírica. Posteriormente, mediante razonamiento deductivo, las contrasta con los hechos comprobados y con los principios científicos pertinentes. Una hipótesis solo puede considerarse válida cuando resiste las pruebas más exigentes y es consistente con todos los elementos observables. En consecuencia, la determinación del origen y causa de un incendio forestal no pueden basarse en conjeturas, ni en usos y costumbres, sino en un proceso técnico y científico verificable y documentado.


Los resultados de este proceso se materializan en un informe/dictamen pericial que sintetiza las observaciones, análisis y conclusiones del investigador. Dicho informe constituye una importante herramienta para la administración de justicia como así también, para la formulación de políticas públicas de prevención y la mitigación del riesgo.


En la actualidad, diversos autores se refieren al denominado “Piroceno” o “era del fuego”, para describir un momento histórico en el que los incendios forestales se han convertido en los nuevos modeladores del paisaje. Esta nueva realidad impone la necesidad de un cambio de paradigma, el que debe estar orientado a fortalecer la resiliencia de los ecosistemas y de las comunidades. La investigación técnica de incendios forestales debe ser comprendida como un componente fundamental de ese proceso de adaptación, no sólo por su valor probatorio, sino también por su potencial para generar conocimiento aplicado y promover decisiones basadas en la evidencia.


Para alcanzar estos objetivos, se requiere de investigaciones dotadas de rigor metodológico, respaldo científico y ausencia de sesgos o prácticas obsoletas. La profesionalización del investigador de incendios es, por lo tanto, una necesidad indispensable para avanzar hacia una gestión integral y efectiva del riesgo, en un contexto global donde los incendios forestales constituyen uno de los mayores desafíos ambientales de nuestro tiempo.



Crio. BV Marcelo G. Oviedo

Comandante de BBVV Santa Catalina

Perito Oficial Investigador de Incendios - Poder Judicial de Córdoba

Fire Investigation Technician (IAAI-FIT)

Docente Universidad Internacional del Conocimiento e Investigación

IAAI Member

Miembro Cap. 82 Chile – IAAI

Director Ejecutivo ANGOS Argentina


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hace 7 días
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Excelente análisis técnico, de una materia tan especifica, que no es de conocimiento masivo dentro del área de Investigación de Incendios. Felicitaciones al Autor.

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